Se echó hacia atrás en el sillón como buscando alejarse y comenzó a hablar
—La humanidad está en su momento de mayor avance tecnológico y social. Hace mil años que no hay más guerras y ya a nadie se le ocurre pensar cuál podría ser la razón para que hubiera una. Hemos encontrado medicinas y terapias que nos permiten vivir plenamente más de quinientos años, y no vamos más allá sólo porque nos parece demasiado y empezamos a aburrirnos. Tenemos naves que nos llevan a otra galaxia en menos de una semana de viaje. Hemos colonizado planetas enteros y construido civilizaciones que llevan nuestra cultura a cada rincón del universo. Desarrollamos motores que casi no necesitan combustible y funcionan durante meses sin ninguna necesidad de recargar energía. Tenemos fábricas ocupadas solo por robots que construyen otros robots que sirven para otras fábricas que construyen todos los bienes que necesitamos. Desarrollamos procesadores cuánticos con capacidad para realizar millones de operaciones en un microsegundo y hoy cualquier niño lleva uno en el bolsillo cuando va al jardín de infantes. Literalmente no existe ningún relato que alguien pueda imaginar que no pueda convertirse en contenido audiovisual en menos de quince minutos y con un ordenador de baja gama. Inventamos la teletransportación hace siglos y hoy podemos recorrer el mundo en instantes. No existe ya lugar de este planeta ni especie animal o vegetal que no hayamos explorado, documentado y analizado al detalle. Recreamos especies extinguidas hace milenios a partir de modelos predictivos sobre cadenas de ADN conocidas y coexistimos con animales que nuestros antepasados nunca soñaron que podrían ver vivos. Desarrollamos enzimas que eliminan todas las grasas y azúcares excedentes de nuestros cuerpos y hoy enfermedades como la obesidad y la diabetes sólo figuran en los libros de historia. Somos, literalmente, la mejor versión posible del homo sapiens en toda sus historia, ¿y los odontólogos todavía no encuentran otra manera de tratarte una caries que no sea taladrarte los dientes con ese torno horrible?
La carcajada de su odontólogo no le impidió inclinarse sobre él y avanzar dentro de su boca mientras el insoportable ruido del torno empezaba a taladrar su cerebro.
—El problema son las esporas, son radioactivas y vaya Dios a saber qué más y no paran de caer, llevamos seis meses en esta puta colina y no parece que vaya a cambiar. Todos los días salgo a tomar muestras, todos los días tengo una lluvia de esporas sobre mi cabeza, todos los días me expongo a riesgos que ni siquiera podemos calcular. —Bueno, de eso se trata el trabajo, cuando aceptás una misión de exploración y reconocimiento básicamente estás aceptando correr riesgos que ni siquiera se pueden calcular a priori… —No, no esto, no estar meses y meses bajo una lluvia de esporas radioactivas, para esto era preferible que mandaran sondas y robots. —Ya los mandaron, nosotros somos la segunda ola, detrás nuestro vendrán los científicos y, si todo sale bien, los mineros y sus máquinas. —¿Y cómo mierda creen que todo puede salir bien si no para de llover esporas? —Hasta ahora no han podido comprobar que causen otro problema por fuera de la radioactividad, y los trajes son suficiente protección....