Bueno, a no dramatizar, no sirve de mucho lamentarse, las cosas no van ser diferentes por desesperarse, ahora lo importante es redefinir prioridades, poner los pies en la tierra, establecer nuevos objetivos y armar el plan de acción más adecuado para lograrlos. Poner los pies en la tierra, jejeje, lo que daría por poder poner los pies en la tierra aunque sea sólo una vez más, lo que daría por ver a mis amigos, esos que nunca tuve pero que si los hubiera tenido ahora podrían extrañarme o llorarme o, por lo menos, notar mi ausencia en algún momento, ¿Por qué nunca me ocupé de tener amigos? ¿Por qué siempre fui tan idiota, tan suficiente, tan soberbio? Eso, soberbio, creído, duro, inflexible, tan idiota que ni siquiera pude admitir lo que pasaba, lo solo que siempre estuve, incluso cuando me encontré en este programa espacial, un juntadero de solitarios, de bichos raros que quieren perderse en el espacio exterior, en lugares por los que el hombre nunca estuvo antes, en misiones que n...
Su nombre de serie era B3T0-3758 pero todos lo llamaban Beto desde que, en la primera misión de reconocimiento a la que fue enviado junto a una tripulación de humanos demasiado jóvenes, uno de ellos decidió que la sigla era impronunciable y llamarlo por el número final era despersonalizarlo. Por eso le imprimieron una gorra con su nombre en la frente, gorra que fue renovada varias veces a lo largo de tantos años de servicio y, con el tiempo, hasta le personalizaban las prendas reglamentarias. La verdad es que a Beto el tema de la despersonalización o no nunca pareció que le importara, no estaba programado para ese tipo de emociones, pero de alguna manera no descriptible en sus sistemas pareció que su nuevo nombre le caía bien y lo uso en los cincuenta años de trabajo en la corporación minera Galaxia NGC185 con las sucesivas tripulaciones para las que sirvió como explorador. Que ese androide se llamaba Beto ya lo sabían todos y era absolutamente normal, incluso en los períodos en los qu...