Vicky salió de la clase de física mascullando bronca. No es que no le interesara la materia sino que el profesor le parecía confuso, con grandes dificultades para contar lo que sabía en términos comprensibles para el resto de los humanos. Hoy había entrado al aula con el firme propósito de prestar atención y se había sentado en el primer banco, lejos del grupito de siempre, ese del fondo con el que no había manera de concentrarse en lo que explicaban. Soportó el abucheo y las bromas de sus amigos pero le puso ganas, había jurado hacer el intento de salvar la materia y disfrutar las vacaciones. Le puso ganas pero no, no fue posible, a los diez minutos de clase, cuando el profesor empezó a balbucear acerca del concepto de infinito aplicado al universo su cabeza empezó a irse a toda velocidad. ¿Infinito qué? ¿Infinito cómo? ¿Infinito como las promesas de amor que le hiciera a Mati el verano pasado? ¿Se llamaba Mati o Marto? No, Mati, era Mati, segura. No, no hay forma de que algo sea infinito, siempre tiene que tener un comienzo y un final, en algún momento empezó y hacia algún fin va, no es posible que algo sea infinito. Por más que sean muchos, muchísimos, casi infinitos, los granos de arena de una playa son un número determinado y se podrían contar si alguien quisiera perder el tiempo haciéndolo. O sea, en el casi infinitos la palabra fundamental es casi. Las gotas de agua de un océano lo mismo, son muchas, muchísimas, casi infinitas pero no, si se las divide una por una y se las cuenta tienen un numero determinado, no hay posibilidad de que sean infinitas, si lo fueran cubrirían por completo la superficie de la tierra y la atmósfera y vencerían la gravedad y se escaparían hacia el espacio que no, lógicamente no puede, no debe ser infinito, en algún lado tiene que terminar, en algún lado o en algún momento, como lo quieras tomar, pero en algún punto termina, en algún punto tiene que terminar, como terminó la relación con Mati o Marto ese verano, como terminó esta clase y mi cabeza no escuchó nada y así, ¿cómo voy a salvar la materia?
Vicky salió de la clase mascullando bronca y caminó por el pasillo todavía discutiendo en su cabeza cómo era posible que alguien hablara siquiera de infinito, cómo era posible que pretendiera que los alumnos pudieran imaginar un concepto tan inaprensible, tan abstracto, tan imposible de tocar, de ver sin siquiera intentar explicarlo con algún ejemplo concreto, con alguna imagen. Así estaba cuando entró al taller de urbanismo para seguir avanzando con su proyecto del semestre, construir una maqueta a escala del edificio de la escuela. Como le gustaba hacer cuando tenía tareas manuales se colocó sus auriculares y su cabeza se llenó con su música favorita que, poco a poco, empujó afuera las dudas de la clase de física. Tarareaba una melodía cuando terminó de construir el aula de taller en su modelo a escala. Con porcelana fría modeló una Vicky a escala a la que vistió con los mismos colores y texturas de su ropa de hoy y hasta le hizo unos pequeños auriculares que reproducían su música favorita mientras la Vicky a escala trabajaba en la maqueta del edificio de su escuela, terminando los detalles del aula de taller donde colocaría la muñeca de porcelana fría de una Vicky a escala con sus auriculares que trabajaba en la maqueta de su escuela.
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