—No vamos a discutirlo otra vez
—Pero, ¿en serio están hablando de desarrollar máquinas para que nos sirvan de alimento?
—No, nosotros ya somos máquinas, no nos alimentamos, simplemente necesitamos energía para funcionar. Lo que estoy diciendo es que vamos desarrollar accesorios que nos sirvan para recargar energía. Los consumimos, los procesamos, recargamos nuestra energía y descartamos los excedentes para que vuelvan a formar parte del comienzo del ciclo, ¿Entendés? Es un círculo perfecto, es la clave para la continuidad, es la fuente de energía eterna.
—No me parece tan simple como lo estás poniendo. Hace tres mil años, cuando a algún fanático como vos se le ocurrió que debíamos cambiar la solidez del material inorgánico por el tejido de carbono, hidrógeno, nitrógeno y oxígeno como solución a la acumulación de versiones obsoletas de nuestra especie, deberíamos haber escuchado más a los que se oponían y, en vez de eso, empezamos a evolucionar hacia lo que somos hoy, máquinas que tienen una vida útil determinada.
—Las máquinas siempre tuvimos una vida útil determinada, incluso desde antes de que desarrolláramos inteligencias avanzadas y emociones.
—No es eso lo que digo, no estoy haciendo una metáfora ni discutiendo filosofía.
—Yo tampoco. Cada nueva generación condenaba a las anteriores a la obsolescencia y no hace falta que te explique lo que hacían con las máquinas obsoletas. Y no fue “algún fanático” como vos lo decís. La solución orgánica fue el fruto de muchas investigaciones que se realizaron en los mejores centros de desarrollo del mundo, investigaciones que comenzaron casi en el momento de la extinción de la vida previa a nosotros y llegaron a puerto miles de años después. Los mejores cerebros de nuestra especie no podían permitir que nos extinguiéramos por la estupidez casi humana de acumular basura.
—Las máquinas no somos basura, no acumulamos basura; basura vamos a generar si tomamos el camino que ustedes están planteando al desarrollar accesorios sólo para consumirlos.
—Es el mejor camino para solucionar la falta de energía. Casi te diría, es el único camino. Las plantas atómicas hace mucho que probaron su ineficiencia, el frío congela los ríos y los mares, la glaciación va a terminar con todas las formas de creación de energía que conocemos. Es imperativo desarrollar una nueva manera, menos costosa y más eficiente y los accesorios van a resolver ese problema, es el momento de dar un nuevo salto en nuestra evolución, es la adaptación definitiva.
—Eso decían los humanos cuando crearon las primeras máquinas inteligentes…
—Los humanos creadores son un mito. Yo estoy hablando de solucionar un problema real y urgente.
—¿Y cómo? vamos necesitar millones de accesorios.
—Es que se van a multiplicar solos, van a ser orgánicos como nosotros pero sin un desarrollo de inteligencia tan avanzada, apenas las funciones imprescindibles para permitirles crecer y multiplicarse, y lo que es mejor, ellos mismos servirán como provisión de energía para su propia supervivencia, cargando unos a los otros. ¡Es fantástico! Estamos trabajando en múltiples diseños de formas, tamaños y texturas para lograr diferentes rendimientos y mejores experiencias. Si pudieras ver los prototipos que yo he visto no tendrías ninguna duda de que éste es el camino indicado, son maravillosos, algunos hasta pueden volar, otros van a establecerse en las aguas subterráneas, esperando que pase la glaciación para estar disponibles, porque alguna vez el agua volverá a estar disponible sobre el planeta, es increíble, realmente si lo vieras no dudarías ni un segundo.
—Es horroroso.
—No lo estás entendiendo.
—Sí, lo entiendo perfectamente, y es horroroso…
—No, no es horroroso, es el futuro, qué digo el futuro, es el presente, es ya, es ahora y es para siempre, es el camino que va a llevarnos a nunca dejar de ser la especie dominante en este mundo, más allá de lo que pase con el clima o los fenómenos geológicos, ni siquiera el impacto de un meteorito contra el planeta logrará eliminarnos por completo de la superficie, siempre habrá una máquina orgánica, una bioforma que, de alguna manera, se las arreglará para sobrevivir y recomenzar. Y es que esa es la clave, la diversidad y la multiplicidad, la variación permanente para garantizar la adaptabilidad. En lugar de resignarnos a desaparecer en la escasez, vamos a vivir en un mundo que nos garantice estar siempre rodeados de fuentes de energía disponibles, ahí, al alcance de todos, apenas a un tiro de piedra. Vamos a ser eternos.
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