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Mostrando entradas de noviembre, 2024

Big Bang

 —No vamos a discutirlo otra vez —Pero, ¿en serio están hablando de desarrollar máquinas para que nos sirvan de alimento? —No, nosotros ya somos máquinas, no nos alimentamos, simplemente necesitamos energía para funcionar. Lo que estoy diciendo es que vamos desarrollar accesorios que nos sirvan para recargar energía. Los consumimos, los procesamos, recargamos nuestra energía y descartamos los excedentes para que vuelvan a formar parte del comienzo del ciclo, ¿Entendés? Es un círculo perfecto, es la clave para la continuidad, es la fuente de energía eterna. —No me parece tan simple como lo estás poniendo. Hace tres mil años, cuando a algún fanático como vos se le ocurrió que debíamos cambiar la solidez del material inorgánico por el tejido de carbono, hidrógeno, nitrógeno y oxígeno como solución a la acumulación de versiones obsoletas de nuestra especie, deberíamos haber escuchado más a los que se oponían y, en vez de eso, empezamos a evolucionar hacia lo que somos hoy, máquinas que...

El algoritmo decidió que yo era una señora (libro)

  "El algoritmo decidió que yo era una señora" - Una exploración fascinante de lo imposible En "El algoritmo decidió que yo era una señora", Ramiro Alvarez nos invita a un viaje a través de las fronteras de la imaginación y la realidad. Este fascinante libro de veinte relatos de ciencia ficción no solo ofrece aventuras trepidantes y escenarios fantásticos, sino que también desafía nuestras percepciones de la vida, la tecnología y la identidad con una profundidad reflexiva y un toque de humor. Cada relato en esta colección es un portal a un universo diferente, y juntos forman un tapiz rico y variado que explora los límites de lo posible. Desde el relato que da título al libro, "El algoritmo decidió que yo era una señora", hasta "Beneficios para colonos", el autor juega con conceptos futuristas y situaciones inusuales de manera que tanto sorprende como inspira. En "Big bang", nos encontramos con un escenario que examina el origen del univ...

Al garete

Una amarra puede cortarse accidentalmente. No es lo más habitual, pero sucede. A veces es el propio desgaste del material, sometido a las inclemencias del tiempo, las tensiones y los roces constantes. A veces un defecto de origen. A veces, simplemente de todo un poco. 
    El Mal Llevado III se desamarró un sábado de tormenta a las cuatro treinta de la mañana. Y se conoce con precisión la hora porque las cámaras de seguridad de la marina muestran el momento exacto en el que abandona su posición y avanza con el viento hacia la boca de salida, como timoneado por un piloto fantasma. El barco camina firme y sin apuro y sale al río sin encontrar ningún obstáculo, la entrada al puerto es abierta, fácil de sortear. Lo que si parece realmente extraño es que haya logrado virar al pasar la escollera que protege a la bahía del oleaje exterior, pero probablemente la suma de las corrientes y el viento -que a esa hora superaba los veinte nudos- colocaron al pequeño velero en el rumbo exacto...