Hace tiempo que pierdo el tiempo pero no lo pierdo como lo perdía hace tiempo. No lo pierdo como cuando mis viejos se enojaban porque me iba de joda en lugar de estudiar o cuando por un partido de lo que fuera, colocado en horario poco conveniente, dejaba de lado toda obligación más o menos seria. O sea, no es que pierdo el tiempo de manera figurada, haciendo nada productivo pero en un ocio más o menos divertido. No no; no es eso. Hace tiempo que pierdo literalmente el tiempo, aunque esté todo el tiempo haciendo algo. Y no es que crea que alguien pueda ser totalmente dueño de su tiempo; no, no es eso. Yo también tengo claro que no siempre uno es dueño de sus momentos; pero una cosa es no ser totalmente dueño y otra muy distinta es que, de repente y sin que siquiera lo notes, tu tiempo desaparezca por completo de tu vista y no tengas ni siquiera un pequeño registro de su paso. Y es que esto es exactamente lo que me pasa hace tiempo: no tengo ni siquiera un pequeño registro de a dónde se fueron mis momentos o mis instantes o mis segundos, no sé, ni siquiera entiendo cómo mencionarlos, cómo referirme a ellos. Y si no puedo mencionarlos imaginate lo difícil que es buscarlos, preguntar por ellos. Aunque tampoco parece haber a quién preguntarle. Cuando los que me rodean me cuentan lo que, según ellos, estuve haciendo yo veo claramente que esos no son mis momentos, que ese no es mi tiempo, que mi tiempo se perdió o me lo robaron pero que ese no es, definitivamente no puede ser mi tiempo. Y entonces me desespero porque no puedo entender cómo es posible que pierda mi tempo, que se me escape, que se me escurra sin que yo me de cuenta y que no pueda evitarlo.
A veces creo que me encuentro compartiendo recuerdos con viejos compañeros de ruta y no coincido con ninguna de las cosas que me cuentan, no me hallo en ninguno de sus recuerdos aunque ellos insisten en que estuve ahí, y yo sonrío y les digo que sí e intento agregar algo más o menos lógico a la secuencia y festejo si acierto y pongo cara de confusión si lo que sumo es un disparate, pero lo sostengo y fuerzo a que la confusión sea de ellos, e incluso más de una vez el recuerdo se enriquece con el relato que yo inventé y queda para la posteridad del grupo con la nueva versión, pero es eso, sólo una nueva versión y no mi tiempo, mi momento, eso tan inaprensible pero tan concreto que hace que no seas vos mismo si no lo tenés, eso que pierdo hace tiempo.
Un día decidí ir a buscarlo, ir a los lugares que solía ir y a los humores que solía tener para ver si podía encontrar mi tiempo, el tiempo que pierdo hace tiempo. En realidad, creo que lo decidí y que fui, aunque no tengo realmente un recuerdo preciso, es más como una sensación, la sensación de que un día tomé esa decisión, aunque no sepa si realmente sucedió o no, es que mi tiempo se me escapa y no puedo aprisionarlo ni siquiera en un recuerdo exacto. Y lo más difícil de la búsqueda es que no tengo manera de saber dónde o cuándo o con quién es que empecé a perder mi tiempo, pero sí estoy totalmente seguro de que hay un punto en la línea de mi vida donde se cruzan esos tres planos fatídicos y todo cambia, todo se hace irrelevante y yo empiezo a perder mi tiempo. Por eso es que no puedo darte muchas explicaciones más antes de irme, simplemente decirte esto, no sé si lo vas a entender pero hoy, acá, con vos, yo estoy perdiendo el tiempo.
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