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La cuota

No hizo falta que doblara el pasillo para que su presencia se notara. El frío, el vacío; esa sensación conocida. Avanzó sin ruido y se paró a las puertas de la sala de terapia intensiva casi por cortesía, como solía hacer. El médico dejó por un momento la lectura, levantó la cabeza e intentó disfrazar el gesto de decepción, mientras preguntaba
- ¿Cuánto hiciste?
- ...
- ¿No es un poco temprano para que vengas acá? Me parece que te queda laburo afuera; digo, todavía falta un rato para que salga el sol.
- No hay más tiempo, en media hora se cae un avión en China.
- ¿Media hora? Mmm, mejor andá directamente para allá, que no vas a llegar...
- Yo siempre llego, y no me obligues a los lugares comunes que sabés que los detesto, ya suficiente con tener que andar con esta al hombro nada más que por tradición.- y la guadaña brilló en un reflejo azul que metió miedo.
- No, yo porque...
- ...
- Está bien, ¿cuánto te falta?
- Tres.
- ¿Tres, en serio?
- Siempre es en serio...
- No, esta vez son muchos, llevá dos hoy y uno la semana próxima.
- Tres, no se negocia.
- Pero si con el avión vas a tener un montón
- Faltan tres, es la cuota, ya te expliqué varias veces.
- Pero es que tres va a ser un desastre, no hay tres para que te lleves, a ver, ¿a quién te querés a llevar? – y cuando lo preguntó sintió un escalofrío, como si fuera él quien estuviera eligiendo.
- Al de la 325, la señora del 379 y el de la 315.
- ¿El de la 315? ¡No, si está mucho mejor! Es más, ayer vinieron los hijos, estuvo lúcido, se rió con ellos...
- Buen gesto, linda despedida, ¿no?
- ¡No seas hija de puta!
- Ni hija ni madre, ya sabés. Y no empecemos con la negación, la ira, la negociación...Ya te dije lo de los lugares comunes.
- Pero es que al de la 315 le tengo cariño, la está peleando junto con nosotros, le pone el pecho..
- Ya no, hace rato que no.
- ¿Cómo hace rato? Si te dije que ayer estuvo fenómeno
- Ayer, hoy, ¿por qué no hablamos de ahora? Ya está, ya se despidió, ya está tranquilo.
- No, no está tranquilo, está mejor.
- Mejor, peor, ¿quién sos vos para saber lo que es estar mejor?
Cuando lo dijo al médico le dio rabia, pero se tragó el insulto
- ¿Y vos lo sabés?
- ...
- ¿Querés contarme algo del más allá?, ¿Me vas a venir a hablar de paraísos y todo eso? ¿Vos? ¿Justo vos, que no te importa nada, que no cedés en una? ¿Justo vos?
- No te voy a contar nada, no estoy acá para contarte nada. Yo hago lo que tengo que hacer, de lo otro se ocupan otros. Yo sólo los junto, cumplo la cuota y sigo. Ya lo sabés. – Y el hueco de los ojos fue más oscuro y más frío que nunca.- Se me hace tarde.
- Esperá, esperá. Se me ocurre una idea. Te propongo un cambio, dejá al 315 y llevate a otro, nadie se va a dar cuenta. Cumplís con la cuota y no tenés ningún problema.
Si hubiera tenido rostro habría hecho un gesto de sorpresa. Si hubiera tenido rostro y capacidad de sorprenderse.
- A ver a ver cómo es esto, ¿Vos querés ser por un momento quien decida a quién me llevo y a quién no?
- No es eso, quiero que dejes al 315
- Pero me estás ofreciendo otro a cambio, o sea, estás eligiendo quién se queda y quién se va...
- No me vengas con lecciones de teología que no tenés tiempo, se te cae el avión en China. Dale, la decisión es ahora, llevate a otro.
- Tranquilo, yo siempre tengo tiempo y esto se está poniendo interesante. ¿A quién proponés para que haga el reemplazo? ¿Tenés a alguien en mente?
Fue un momento de duda, un instante tan solo que se le hizo largo como un siglo. La sala pareció más fría que nunca y la noche más oscura, y entonces se decidió, y el frío terminó y la noche le pareció luminosa. Mirando de frente dijo
- La señora de la 348. Está sola, es muy mayor, ya no le importa nada. Si no estuviera conectada te la habrías llevado hace tiempo. Sufre más de lo que merece.
- Ahá, es una buena elección.
- Entonces llevala
- Puede ser, pero vamos a hacerlo un poco más comprometido. Si vos querés que reemplace a tu protegido, entonces vas y la desconectás vos.
- No, eso si que no. No puedo.
- Si podés, estás vos solo en la sala y nadie lo va a saber. Sólo hace falta un minuto. Apagás las alarmas y la desconectás por sesenta segundos. Del resto me encargo yo.
- No puedo.
- ¿Hay alguna diferencia entre hacerlo y proponerlo? Me acabás de decir que me la lleve en lugar del 315. Ahora, si preferís, volvemos a la lista original...
- No puedo, no me hagas esto
- Es fácil, yo lo hago todo el tiempo
- Si, pero yo nunca
- Bueno, algún día hay que empezar...
- Es que...
- ¿No me dijiste que era mejor para todos? Podemos hacer un trato, cada tanto te dejo elegir a vos. Eso o me llevo al 315. Como dijiste recién, la decisión es ahora, se me cae el avión. ¿Desconectás o me lo llevo? Vamos, estoy a las puertas de la habitación. Veo el cartelito. Tres, uno, cinc...
- ¡No!. ¡No!. No. Está bien. Está bien. Yo la desconecto, pero por un minuto, no más que eso.
- No hace falta más.
- Y no volvés por una semana.
- Eso no lo prometo, vos sabés, la cuota....

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