Una idea que me llena de rechazo es la de la clonación. Imagino cientos de Fernandos iguales a mi, repitiendo uno a uno mis aburridos gestos y no puedo soportarlo. Cientos de Fernandos tomando su taza de té a sorbos pequeños. Cientos de manos mojando el pan en la salsa y manchando las remeras. Cientos de rodillas defectuosas, soportando con resignación cientos de kilos excedidos. Imagino su aliento por las mañanas, su mal humor después de las siestas, sus esposas clonadas reprochando por cientos las mismas faltas al mismo tiempo. Imagino cientos de laringes roncando en la misma noche, cientos de bocas babeando cientos de almohadas. Imagino a todos los clones juntos en la misma casa, moviéndose al unísono, hablando con las mismas palabras, llenando habitaciones con figuras seriadas que no dejan espacio, que sofocan, que quitan el aire y se quejan por no poder respirar. Imagino la fila con cientos de Fernandos esperando su turno para ir al baño, las caras de dormidos, los ojos con lagaña...
No importa quién seas. No importa qué hiciste. Son sólo los textos, las palabras.