Ir al contenido principal

Tiburones

 —Un día me di cuenta. No sé muy bien por qué, pero un día lo vi clarito clarito. Fue como un rayo, una luz blanca que me pegó en los ojos, me dejó ciego un instante y entonces lo entendí perfecto.
—Una epifanía.
—¡Eso, una epifanía! que grosso, siempre tenés la palabra justa.
—…(sonríe)
—Fue así como un rayo, pero lo vi perfecto. En esta ciudad hay un grupo de seres humanos mutantes. Están en todas partes, pero sólo podés notarlos en algunas circunstancias muy especiales, que parecen cotidianas pero que por su naturaleza los ponen en evidencia. Y entonces, en esos momentos específicos, si sabés qué tenés que mirar, entonces los ves clarito clarito y ahí te empieza a cerrar, ahí empezás a entender todo y te das cuenta de que están por todos lados, que los viste siempre y nunca los notaste, que te habían pasado desapercibidos hasta ahora. Son los caminantes eternos, verdaderos tiburones urbanos, nunca se pueden quedar quietos porque si se quedan quietos no pueden respirar, por alguna razón el aire no entra a sus pulmones si no están en movimiento y entonces no paran, caminan siempre, no se pueden frenar.
—Pará, ¿de dónde sacáste semejante boludez?
—Ninguna boludez. Es muy fácil. Subite a un tren y los vas a ver. Por alguna razón les gusta viajar en tren. No estoy seguro, pero creo que es porque ahí pueden caminar todo el día y que nadie les diga nada, en otro medio de transporte se les complicaría más. Subite a un tren y los ves en seguida. Se suben al último vagón y empiezan “Permiso, permiso” y van pasando por los pasillos hacia el primero y vos los ves pasar y te preguntás por qué carajo no subieron directamente en el primer vagón si querían viajar ahí en lugar de caminar por todo el tren empujando gente y pasando “Permiso, permiso”. Pero no, no quieren viajar en el primer vagón, cuando llegan ahí pegan la vuelta y los ves pasar otra vez hacia el último de la misma forma, “Permiso, permiso”, la cabeza gacha, empujoncito y dale caminar. Y nadie se da cuenta de que es el mismo que pasó antes hacia delante porque nadie les presta atención, nadie los ve parque nadie sabe qué mirar. Pero yo lo entendí, un día tuve mi… ¿cómo era? ...mi epifanía y lo entendí. Y entonces empecé a observarlos y me di cuenta que iban y venían, que no querían llegar a ninguna parte porque se tienen que estar moviendo siempre, que no les importa un vagón u otro sino pasar, “Permiso, permiso” y moverse, respirar, meter aire en los pulmones. Y no es sólo en el tren que los podés encontrar. También son notables en la cancha, en cualquier partido. Estás apretado en un escalón de la tribuna, concentrado en el juego y recibís el empujoncito “Permiso, permiso” y suben vaya Dios a saber hacia donde, o “Permiso, permiso” y bajan, y claro, vos ni te das cuenta porque estás concentrado en lo que pasa en el partido, pero ellos van y vienen, cabecita gacha sin mirar a nadie a los ojos y “Permiso, permiso”.
—Estás mamado…

—No, en serio. Empezá a fijarte y los vas a ver. Una tarde seguí a uno por las plataformas del Metrobus, recorrió más de diez cuadras pasando de plataforma en plataforma. ¿Vos crees que se subió a algún bondi? Para nada, llegó a un punto, pegó la vuelta y encaró para el otro lado, a caminar y caminar. Tengo la sospecha que por las noches se refugian en el subte, que bajan a los andenes y pasan caminando ahí toda la noche, sin hablar entre ellos, los tiburones son peces solitarios. Una de estas noches me tenés que acompañar y lo investigamos, estoy seguro de que los vamos a encontrar ahí, caminando por los andenes de ida y vuelta. Estoy seguro que ahí abajo hay un mundo de gente que camina y no habla, que no para, que se mueve sigilosa “Permiso, permiso” hasta que la luz del día y el movimiento los trae de vuelta a la superficie. Yo creo que tiene que ver con el calentamiento global y la evolución de las especies. Creo que la humanidad empezó a mutar para prepararse para lo que viene, los polos se van a derretir y el agua nos va a tapar a todos. La especie humana está mutando a pez, y siendo como somos, ¿que otro pez podríamos ser que un tiburón, un predador que nunca duerme?


Seguí leyendo Nunca hagas negocios con un yonqui (Spanish edition)



Entradas populares de este blog

La secuencia

Recuerdo perfectamente cómo empezó ese día, aunque no recuerdo qué es lo que hizo en ese momento que lo recuerde. No es que haya sido algo extraordinario, pero fue como si por alguna razón los acontecimientos cotidianos cobraran una relevancia nunca antes alcanzada. Está bien, no es que fuera un día más, pero tampoco puede decirse que no fuera el corolario lógico y esperable de todo lo que había sucedido en los últimos cinco años. La imagen es la de un rodaje que comienza en el momento en que alguien grita ¡Acción! y entonces se dispara la secuencia. Como si todas las cosas de la Creación estuvieran acomodándose en su lugar exacto para originar lo que vino, como si todo empezara a encajar en un guion establecido de antemano por una mente perversa. Y es que no puede dudarse de la inteligencia del guion. Y tampoco de su maldad. La vida tiene un equilibrio increíble. Como en los juegos de un dominó gigante, cada pieza encaja con la que la precede y determina la que le sigue. Si cambiamos

La vida puede ser muchas cosas

La vida puede ser muchas cosas. Pude ser corta o larga, puede ser variada, monótona, aburrida, excitante y hasta impactante. Pude ser simple o compleja, dinámica, cambiante, alegre, sorprendente, asombrosa. A veces previsible, llana, tranquila; a veces extraña, anodina, difícil. Es misteriosa, insondable, inabarcable y a la vez frágil, débil, huidiza. Es luminosa, diáfana, transparente, oscura, intrincada, complicada. Puede ser sagrada y prosaica, inmaculada y hasta escatológica. Puede ser caprichosa, seductora, atractiva, sincera y traicionera; colorida, urbana, rural y solitaria. Es aleccionadora y ejemplar. Es olvidable, desperdiciada. Puede ser gigante y pequeña, única y recurrente, poderosa, incontenible. Puede ser monacal, enclaustrada, ermitaña, libre, abierta, sociable. Puede ser creativa, riesgosa y hasta inconsciente. Puede ser paranoica, obsesiva, mutante, cambiante, evolucionada. Puede ser tradicional y conservadora, exitosa, esplendorosa, fracasada, egoísta, enferma, resen

Túneles

Se conocen desde siempre, aunque nadie les presta demasiada atención. Es como esos viejos tíos molestos y antipáticos, todos saben que están, pero nadie los visita. Dicen que los hicieron en la época de la colonia, que se usaban para contrabandear mercaderías pasando por debajo de la aduana y que por eso tienen diferentes entradas en la zona a la que llegaba el río antes de que Buenos Aires fuera moderna y se expandiera incluso sobre tierras ganadas al agua, como si no bastara la pampa infinita para crecer hacia el oeste o hacia el sur o hacia el norte. Algunos libros antiguos tienen su traza, pero nadie puede asegurar que sea realmente la correcta porque nadie los recorre en estos días y, por supuesto, a los contrabandistas de antaño no les interesaba documentar con precisión formal su existencia. Y si las entradas están en varios puntos cercanos al río, las salidas son un poco más misteriosas ya que hay varias que quedaron enterradas bajo los nuevos edificios y algunas que aparecen e