Dragón y montaña eran uno solo. Habían pasado tantos años desde que el dragón se instalara en la cueva de la cima que los habitantes de las villas vecinas ya no recordaban a una sin el otro. Al principio su llegada causó terror. El día que el dragón llegó con su tesoro y sus alas enormes cubrieron el cielo la villa tembló. La oscuridad llegó en pleno día. El viento dejó de soplar. Los pájaros huyeron del cielo mientras que el ruido poderoso de las alas batiendo el aire se adueñaba de todo. Nadie sabe a ciencia cierta cómo trajo el tesoro. Es que nadie se animo a mirar hacia arriba. Tanto era el miedo que producía el batir de sus alas y la oscuridad que todo lo velaba... Nadie sabia tampoco cómo era exactamente el tesoro, nadie lo había visto depositarlo en el fondo de la caverna, pero las historias del pueblo hablaban de miles de monedas de oro, montañas de joyas, armaduras labradas en mágicos metales, finísimos vestidos hechos con las más ricas telas, y sobre todo, hablaban de un mist...
No importa quién seas. No importa qué hiciste. Son sólo los textos, las palabras.